Estres canino

El estrés canino

Mi perro esta muy nervioso. OJO, puede ser estrés

Comprender el estrés en nuestros bitxitos: claves para identificar y gestionar su bienestar

Cuando hablamos de estrés, solemos pensar en humanos enfrentándose a plazos ajustados o situaciones complicadas. Pero, ¿Sabías que nuestros perros también pueden experimentar estrés? De hecho, entenderlo es clave para garantizar su bienestar.

¿Qué es el estrés canino?

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante un cambio o demanda en el entorno. En los perros, esta respuesta les ayuda a adaptarse a situaciones nuevas o desafiantes. Sin embargo, cuando el estrés se prolonga o se presenta con demasiada frecuencia, puede afectar su salud y comportamiento.

Según Beerda et al. (1997), el estrés en perros se manifiesta tanto en cambios comportamentales como fisiológicos, incluyendo niveles elevados de cortisol en situaciones estresantes.

Estrés agudo vs. crónico

Es importante distinguir entre estrés agudo y estrés crónico:

  • Estrés agudo: Es una respuesta puntual y de corta duración. Es un mecanismo de supervivencia evolutivo que permite a los perros reaccionar rápidamente ante amenazas o cambios en su entorno. Por ejemplo, un perro puede experimentar estrés al oír un ruido fuerte o al conocer a un perro desconocido. El estrés agudo siempre que sea puntual y en momentos aislados, es decir, que el perro tenga tiempo de recuperación, no tiene que ser necesariamente malo.
  • Estrés crónico: Aparece cuando la causa del estrés persiste en el tiempo. Puede deberse a factores como convivir en un ambiente conflictivo, falta de estimulación o miedo constante a determinados estímulos. Este tipo de estrés puede tener efectos negativos a nivel físico y emocional. Entre los efectos fisiológicos, se incluyen niveles elevados de cortisol de manera sostenida, disminución de la función inmunitaria, problemas gastrointestinales crónicos y alteraciones en el sistema cardiovascular. Estudios como el de Rooney et al. (2007) destacan que el estrés crónico puede desencadenar problemas de comportamiento y salud en los perros.

Señales de estrés en los perros

Nuestros bitxitos no pueden decirnos con palabras que algo les afecta, pero su cuerpo y comportamiento hablan por ellos. Estas son algunas señales comunes de estrés:

  • Jadeo excesivo.
  • Ladridos o aullidos inusuales.
  • Temblor o rigidez corporal.
  • Lamerse los labios, bostezar o rascarse sin razón aparente.
  • Reducción del apetito.
  • Conductas repetitivas como perseguirse la cola (estereotipias)

El estrés crónico no solo afecta al comportamiento, sino que también tiene impactos profundos en el cuerpo del perro. A nivel fisiológico, el estrés prolongado puede provocar:

  • Niveles altos de cortisol de forma sostenida, lo que puede debilitar el sistema inmunitario y hacer al perro más susceptible a enfermedades.
  • Alteraciones digestivas, como diarreas recurrentes o gastritis debido al impacto del estrés en el sistema gastrointestinal.
  • Problemas cardiovasculares, ya que la respuesta de «lucha o huida» puede sobrecargar el corazón si se activa de manera constante.
  • Desgaste neurológico, con dificultad para aprender o concentrarse, ya que el cerebro se encuentra en un estado de alerta continuo.

Causas comunes del estrés canino

El estrés puede desencadenarse por múltiples factores, entre ellos:

  • Cambios en el hogar, como mudanzas o la llegada de un nuevo miembro a la familia. Estos eventos pueden ser percibidos por los perros como una alteración de su entorno seguro, generando incertidumbre y nerviosismo. Incluso pequeños cambios, como reorganizar muebles, pueden influir en su bienestar emocional, ya que los perros son animales que encuentran confort en la consistencia y predictibilidad de su entorno.
  • Falta de ejercicio o estimulación mental. Los perros necesitan tanto actividad física como estímulos que mantengan su mente ocupada. Cuando no se satisfacen estas necesidades, pueden surgir comportamientos problemáticos y estados de estrés crónico. Juegos de olfato, resolución de problemas y actividades de enriquecimiento son excelentes formas de proporcionar esta estimulación. 
  • Experiencias traumáticas o miedo a ruidos fuertes. Estas situaciones pueden generar respuestas de miedo intenso que, si se repiten o no se gestionan adecuadamente, pueden llevar al desarrollo de fobias o ansiedad crónica. Los perros que han vivido eventos traumáticos, como abandono o accidentes, suelen mostrar hipersensibilidad a ciertos estímulos. Asimismo, los ruidos fuertes como tormentas, fuegos artificiales o tráfico intenso son causas comunes de estrés agudo que, si persisten sin un manejo adecuado, pueden evolucionar hacia un estado de estrés crónico. Incorporar ejercicios de desensibilización y enriquecimiento puede ser clave para ayudar a superar estas experiencias y mejorar su bienestar.
  • Relaciones conflictivas con otros perros o personas. Las interacciones sociales desempeñan un papel crucial en el bienestar emocional de los perros. Cuando estas relaciones son tensas o problemáticas, pueden generar estrés crónico. Por ejemplo, un perro que vive en un hogar con conflictos constantes entre humanos o que frecuentemente tiene encuentros negativos con otros perros en el parque puede desarrollar ansiedad, miedo o incluso conductas agresivas. Fomentar interacciones positivas y supervisadas, junto con el uso de técnicas de socialización y desensibilización, puede ayudar a mitigar estos efectos y mejorar su calidad de vida.
  • Rutinas inconsistentes. Las rutinas inconsistentes, como horarios impredecibles para paseos, comidas o descanso, generan inseguridad en los perros. Estos animales encuentran confort en la predictibilidad y estabilidad, por lo que cambios frecuentes o una falta de estructura clara pueden llevar a un estado de alerta constante, desencadenando estrés crónico. Implementar una rutina clara y estable puede ser una solución simple pero eficaz para mejorar su bienestar general.

Un estudio de Dreschel (2010) vincula experiencias traumáticas y la falta de socialización en etapas tempranas con un mayor riesgo de estrés crónico en perros, destacando la importancia de entornos enriquecidos y seguros durante toda su vida.

¿Cómo ayudar a un perro estresado?

Si sospechas que tu perro está estresado, estas pautas pueden ayudar:

  1. Identifica la causa: Observa su entorno y situaciones recientes que puedan estar afectándolo.
  2. Ofrece un ambiente seguro: Crea un espacio tranquilo donde pueda relajarse.
  3. Enriquecimiento diario: Proporciónale actividades que estimulen su mente y cuerpo.
  4. Rutina consistente: Los perros se benefician de horarios predecibles para comer, pasear y descansar.
  5. Consulta a un profesional: Si el estrés persiste, busca ayuda de un educador o veterinario especializado.

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Referencias:

  • Beerda, B., Schilder, M. B., Bernadina, W., van Hooff, J. A., de Vries, H. W., & Mol, J. A. (1997). Chronic stress in dogs subjected to social and spatial restriction. Physiology & Behavior, 66(2), 233-242.
  • Rooney, N. J., Gaines, S. A., & Bradshaw, J. W. (2007). Behavioural and glucocorticoid responses of dogs (Canis familiaris) to kennelling: investigating mitigation of stress by prior habituation. Physiology & Behavior, 92(5), 847-854.
  • Dreschel, N. A. (2010). The effects of fear and anxiety on health and lifespan in pet dogs. Applied Animal Behaviour Science, 125(3-4), 157-162.
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